domingo, 11 de agosto de 2013

JUAN PABLO II, BENEDICTO XVI Y FRANCISCO, UN LEGADO DE ESPERANZA, FE Y CARIDAD Por Martín Loredo Márquez (Periodista)



Desde hace algunas semanas, es muy notoria,  en algunos medios, especialmente , digitales o a través de las redes sociales la actitud de pretender comparar al actual pontífice Francisco, con su predecesor Benedicto XVI, lo cual realmente no es algo nuevo sin embargo considero “tiene más de maliciosa que de analítica”.  Esta una acción que viene desde hace mucho tiempo inclusive quizás dentro de la misma iglesia.  Algunos hasta son capaz de catalogar como exageradas las actitudes sencillas del papa francisco o por otra parte,  quieren hacer ver a Benedicto como alguien que vivió  durante su pontificado, en medio de la opulencia y lujos.

La renuncia de Benedicto ha estado matizada con una serie de especulaciones carentes de fundamentos.  Por otra parte la actitud sencilla de francisco, también es capaz de generar “ciertas dudas”. Se ataca a Benedicto por haber usado zapatillas rojas y otras vestimentas propias de  su investidura.  La actitud de Francisco de romper muchas veces el protocolo y rechazar usar indumentaria “especial” también genera dudas sobre la franqueza de sus actos.

Ante todo esto cabe decir que; cada persona es única y por lo tanto merecer ser valorada de manera objetiva y no por lo que pueda diferenciarlo de sus predecesores.  Es una actitud innecesaria y quizás hasta malintencionada la que se pretende hacer al querer colocar a los dos o incluso los tres últimos pontífices bajo una lupa, ya que cada uno ha sobresalido de una forma muy particular y ha dejado profundamente marcada su huella en la iglesia católica.

Juan pablo II se caracterizó por su gran carisma y sencillez así, mismo por la ternura que irradiaba con su presencia. Acercó a la iglesia a todos los pueblos dejando su  marca imborrable en el mundo contemporáneo y bajo ninguna circunstancia  hace deslucir a la profundidad teológica de Benedicto quien además demostró su humildad y valentía al renunciar afirmando que fue una decisión.“muy difícil” pero “la mejor” para la Iglesia Católica.   Francisco por su  parte  su actitud caracterizada por la sencillez,  no minimiza ni oscurece el actuar de su predecesor. Su pensamiento principal se enfoca en la pobreza de Cristo que fue pobre y su entorno eran los necesitados, marginados y desposeídos.

Cada pontífice   en su contexto histórico, ha llenado de bendición y sabiduría a la iglesia mediante la esperanza, la fe y la caridad, virtudes teologales que han quedado impregnadas hoy más que nunca en la misión evangelizadora encomendada por Cristo hace más de dos mil años.