Hace algunos días, y después de
conocerse la noticia sobre la renuncia de su Santidad Benedicto XVI, en una
reunión un colega
se dirigió a mi diciéndome….”Lo siento, tu iglesia se está cayendo”. Esa
expresión para muchos podrá resultar incomoda y hasta ofensiva, sin embargo mi respuesta
sin titubeos fue: “No, la iglesia está
más fuerte que nunca….”
La renuncia del papa sin lugar a
dudas ha causado asombro, conmoción en el mundo entero y por lo tanto han
surgido diferentes reacciones al respecto. Y
es que muchos han pretendido interpretar la renuncia papal como un
abandono a la misión pastoral encomendada, inclusive alguien llego a expresar
que “de la cruz no se baja”…en referencia a esta decisión que pese a que no
existen antecedentes en la historia moderna y contemporánea (ya que la última
renuncia fue de Gregorio XII ,en 1415) sí
se encuentra establecida en el canon 332.2 del derecho canónico
indicando que "Si el Romano
Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia
sea libre y se manifieste formalmente, pero que no sea aceptada por nadie”,
donde además se agrega que "una vez hecha la renuncia y manifestada, en el
modo que sea, a la Iglesia por el Romano Pontífice queda vacante (la sede
pontificia) y no puede volverse atrás".
El papa siente que ha llegado al
límite de sus fuerzas físicas y precisamente como muestra de sabiduría, es
consciente que la renuncia es una obligación por el bien de la iglesia a quien
según sus palabras continuará sirviendo desde
la oración y reflexión. Por su parte el cardenal Tascisio Bertone,
secretario de estado del vaticano al señaló que Benedicto XVI no abandona a la iglesia
ni escapa a sus responsabilidades y que el santo padre sintió el deber de dar
este paso “especialmente pensando en las
responsabilidades de la iglesia universal.”
Rémi Brague, filósofo francés y profesor en la universidad de Munich, al
conocer de la renuncia del papa indico en esta decisión reside “la valentía de la humildad”.
Renunciando al pontificado, el Papa tiene el valor de "despojarse de todo
y ceder su puesto a otro, que no es elegido por él "dando muestra de
"la misma voluntad de obedecer al Espíritu Santo que tuvo Juan Pablo
II". Incluso este acto ha sido una enseñanza para los mismos ateo quienes
entre sus intelectuales más destacados como Michael Onfray también francés dijo
que "si la Iglesia fuera una república, la renuncia del Papa la llamaría un
gran gesto republicano" expresándole su admiración , de forma similar
se expresó el escritor español Javier Cercas anticlerical y ateo también al afirmar que esta renuncia es el gesto más
revolucionarios de su pontificado el cual lo ha dejado sorprendido y fascinado
y que el pontífice al admitir su debilidad más bien salió reforzado ante el
mundo como un gigante.
El papa se despide con la frente
el alto y con un testimonio de amor, esperanza y fe, enseñándonos que la
iglesia no depende de estrategias humanas sino de la voluntad de Dios.
Reconociendo valientemente la necesidad de un nuevo líder que pueda continuar
con el legado de cristo a san pedro, roca firme sobre la que fundo su iglesia y
sobre la cual ni "las puertas del
infierno prevalecerán contra ella. "
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